Sabemos el placer que produce estrenar cosas, el olor a nuevo, el momento de quitar el embalaje en casa, la ilusión de los primeros días de pasearnos con una bicicleta sin un solo arañazo… pero ¿Realmente merece la pena, a veces, pagar por un placer tan efímero? Además, está el miedo y el desasosiego de esos primeros días, producido por el miedo a que cualquier percance nos produzca un bollo o una rayadura en alguna parte de nuestra supernueva bicicleta.
No digo ya nada si eres nuevo en el deporte del ciclismo y esta va a ser tu primera bicicleta… ¿Cuantas y cuantas bicicletas no habrá arrumbadas en los trasteros de las casas y que solo han salido unas cuantas veces a la carretera o al campo?
En fin, aquí os dejo esta infografía sobre la diferencia entre comprar una bicicleta nueva y una de segunda mano